Según el economista, experto en Distribución del Ingreso y Desigualdad, es increíble que el Gobierno nacional intervenga las estadística públicas en un momento en el que puede mostrar que la pobreza ha descendido en la Argentina. El efecto de los programas de Asignación Universal por Hijo y las cooperativas.
La lucha contra la pobreza y la indigencia en la Argentina es una materia pendiente de sucesivos gobiernos que administraron el país. En la mayoría de ellos se apeló a instrumentos transitorios con financiamiento externo que, en suma, contribuyó a reducir los niveles de empobrecimiento. Son los subsidios estatales que, a lo largo de los años, recibieron distintas denominaciones. El último es la Asignación Universal por Hijo, una suerte de caballito de batalla de la gestión de la presidenta Cristina Fernández. "Se trata de una vieja propuesta ignorada por mucho tiempo por esta gestión y que fue incorporada de último momento", señala a LA GACETA Leonardo Gasparini, director del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas). Gasparini vino a Tucumán para dictar el seminario "Asignaciones Universales por hijo: impacto, discusión y alternativas", organizado por el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNT. Esta es parte de la charla con nuestro diario.
-¿Cuál es el debate que se plantea con la Asignación Universal?
-Durante mucho tiempo, fue un instrumento ignorado por esta gestión. Es un programa que, con algunas variantes, se incorporó en la todos los países de América latina. Si bien es elogiable que se haya movido el Gobierno en ese sentido, difícilmente uno puede pensar que haya sido una iniciativa única de la gestión. Dicho esto, me parece que es un programa muy razonable en términos de la manera como está pensando instrumentarse. Sin embargo, eso fue a las apuradas, por un decreto de necesidad y urgencia, y de ese apuro surge el debate.
-¿Con qué temario?
-El tema del financiamiento. Me parece que se tiene que pensar en un sistema de financiamiento más genuino, permanente y más estable. En otros términos, que sea contracíclico. Eso es lo que, por ahora, aparece como desprolijo. Se puede pensar también en un mecanismo de focalización mayor con el fin de destinar más recursos a los hogares más pobres. El monto debería ser más flexible, que cubra las necesidades reales de las personas. Insisto, hubo muchas desprolijidades en el proceso de universalización de la asignación.
-Muchos especialistas sostienen que este tipo de planes contribuye a la informalidad laboral...
-Todavía no hay base empírica sobre eso. Mi sospecha es que puede ser una consecuencia no deseada del programa. Sin embargo, debo decir que, por ejemplo, cuando analizamos el impacto de los planes Jefas y Jefes de Hogar, eso efectivamente ocurrió; redujo el ingreso de personas a la formalidad. Por ahora, sólo hay evidencias preliminares de que eso ocurre.
-¿Los subsidios han contribuido a bajar la pobreza y la indigencia?
-La Argentina necesitaba de un programa de ingresos básicos como el de Asignación por Hijo. Pero me preocupa que el Gobierno haga descansar su política demasiado en lo subsidios y, en muchos casos, en el subsidio clientelista. Y si es así, estamos en un problema.
-¿Y el plan Argentina Trabaja?
- Es menos razonable que el subsidio de Asignación Universal por Hijo. Este es un programa que se presta mucho más al clientelismo. Tiene más problemas.
-¿Como el control?
-Una de las virtudes atribuidas a la Asignación Universal es la transparencia y, por lo tanto, no está propenso al clientelismo, debido a las condicionalidades que se imponen en términos de educación y salud. Pero esas virtudes no se repiten en el caso de Argentina Trabaja. A mi juicio, es un plan más cuestionable.
-Insisto, ¿qué sucede con la tasa de pobreza, sobre todo cuando el Indec la calcula cerca del 12%?
-Los indicadores oficiales son poco confiables porque se basan en precios oficiales poco confiables. Nuestras estimaciones nos sugieren una caída de la pobreza, no espectacular. Es increíble que un gobierno intervenga sobre las estadísticas en un momento en que ellas son relativamente buenas. Es como un bumerán lo que ocurrió, la Asignación hace bajar la pobreza, pero mucha gente no le cree al Indec. Creo que la tasa de pobreza está alrededor del 20%.
Fuente: m.lagaceta.com.ar
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