La convocatoria a Consulta Popular Obligatoria merece una respuesta amplia por respeto a la democracia.
El electorado sanjuanino tiene hoy un compromiso ineludible con la democracia participativa, porque debe asumir como un deber cívico la responsabilidad de optar por una decisión de connotaciones históricas. La Convocatoria a Consulta popular Obligatoria para pronunciarse por una enmienda al artículo 175 de la Constitución de San Juan, propuesta por el Poder Ejecutivo y convertida en la ley 8199 por la Legislatura Provincial, requiere ahora el aval de los electores, mandantes supremos en el Estado de derecho que gozamos.
En este proceso participan veinte agrupaciones políticas, índice elocuente del interés despertado por este llamado a un pronunciamiento popular enmarcado en el derecho que les asiste a los partidos para ejercer plenamente la fiscalización de la emisión del voto en las 1.375 mesas habilitadas. Las garantías que ofrece el Tribunal Electoral de la Provincia para sufragar con absoluta libertad, será el epílogo de una campaña donde cada sector ha tenido la posibilidad de debatir con profundidad una cuestión atípica, como es reencauzar los dictados de la Carta Magna de los sanjuaninos.
Diversos sectores calificados, al igual que la Justicia, han hecho públicas diferentes opiniones acerca de las interpretaciones en letra y espíritu de esta enmienda, y por ello han dado posibilidades al elector común de comprender sus alcances y poder emitir su voto, afirmativo o negativo, con total convencimiento de su acto, cuando en la intimidad del cuarto oscuro se enfrente su conciencia con la urna.
Por eso es importante la concurrencia masiva del electorado. La democracia siempre es perfectible como sistema de gobierno, pero jamás la deben ignorar los pueblos civilizados porque representa la legitimación de las mayorías con respeto a las minorías en la diversidad política encaminada hacia el bien común. Juan Bautista Alberdi, artífice de la organización nacional, señalaba en uno de sus escritos que "la Constitución histórica, obra de los hechos, es la unión viva, la única real y permanente de cada país, que sobrevive a todos los ensayos y, sobrenada en todos los naufragios''.
Es que esta ley fundacional es el basamento de los pueblos libres, precisamente porque permite consensos y discensos, sin que existan hombres marginados ni excluidos. Nadie podrá decir que en esta instancia de la historia institucional de la provincia no tuvo oportunidad de hacer oír su voz respaldada por sus ideas. El corolario de ese pensamiento es la garantía del voto en un pueblo soberano.
Fuente: diariodecuyo.com.ar
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