La baja calidad del sistema de educación público argentino es uno de los condicionamientos más severos para el desarrollo del país y, fundamentalmente, para revertir el elevado nivel de desigualdad.
A pesar de su importancia clave, esta deficiencia estatal no está siendo objeto de una debida evaluación y corrección.Una de las principales razones que impiden confiar en una mejoría de la educación estatal es el declive de los sistemas de evaluación de la calidad de la enseñanza, lo cual se refleja en la pérdida de periodicidad de los operativos, en los cambios de pautas -y esto dificulta comparar los resultados de diversos años-, y en la falta de consideración de las conclusiones. Diversos expertos han señalo estas deficiencias, especialmente la opacidad creciente de las evaluaciones y la indiferencia absoluta de las autoridades ante los resultados.
Esta actitud es una de las causantes de un largo y persistente ocaso de la escuela pública, un hecho que tiene una fuerte incidencia en la exclusión social y en la proliferación de formas de violencia.
Con un deterioro en la trasmisión de saberes básicos, con una marcada debilidad en la socialización de chicos y adolescentes en base a reglas convivenciales y sin empeño en retener y darle sentido a la asistencia de los jóvenes en las aulas, el deterioro de la escuela pública es paralelo a la difusión del paco y la violencia entre los chicos, al crecimiento del número de embarazos adolescentes y también a la devaluación de la cultura del trabajo y el esfuerzo.
El deterioro de la evaluación de la calidad de la escuela pública es otro indicador de la crisis de este sistema. Y esto impide adoptar las respuestas acertadas.
Fuente: clarin.com
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