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Por Julio Sevares
La crisis atómica en Japón puso en discusión el futuro de la generación de energía y de la nuclear en particular, pero eso es sólo una parte del problema. La otra cara es el consumo.
La organización social contemporánea, en los países de los más diversos regímenes políticos, se basa en un elevado consumo de energía que está dando lugar a formas de generación cada vez más caras y riesgosas , en forma directa para el ser humano e indirecta por el impacto en el medio ambiente. En este caso se encuentran la explotaciones petroleras y gasíferas en territorios ecológicamente frágiles como el Ártico o la utilización de alimentos que absorben nutrientes del suelo para la fabricación de combustibles.
La generación de energía nuclear requiere enormes cantidades de agua que, en algunos casos, se obtienen de napas de agua potable, un bien crecientemente escaso en muchos lugares del mundo.
Según las estimaciones de la British Petroleum (BP, Energy Outlook 2030), entre 1970 y 2010 el consumo de energía primaria en el mundo se duplicó y Japón es el país que consume más energía en relación al PBI y uno de los que tienen la mayor participación de la energía atómica en esa generación. Un dato alentador es que, en términos globales, desde los años ochenta hay una baja en el consumo de energía en relación al PBI, lo cual indica una mayor eficiencia en la utilización de la energía . Pero en los países que no pertenecen a la OCDE (grupo que incluye China, India y otros denominados emergentes), el consumo estuvo muy cerca del crecimiento del Producto. Por otra parte, las proyecciones de BP para los próximos 20 años dan cuenta de una nueva duplicación del consumo en un período más corto que la duplicación anterior.
Ampliar la oferta para sostener ese consumo presenta grandes desafíos ambientales , además de los que plantea la generación nuclear que aporta el 6% de la energía primaria. Entre las principales alternativas se cuentan combustibles contaminantes como el petróleo y el carbón o los obtenidos a partir de alimentos. Incluso son riesgosas las centrales hidroeléctricas emplazadas en las zonas con riesgo sísmico, como las de la zona este de Estados Unidos.
Fuente: clarin.com
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