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Buenos Aires fue ayer la sede de una multitudinaria manifestación en reclamo de seguridad convocada por...
los padres de dos jóvenes asesinados en los últimos días, quienes exigieron respuestas concretas al Gobierno argentino.
La Iglesia católica, por su parte, advirtió de que la inseguridad no se soluciona ni “con mano dura” ni “con planes sociales”, sino con educación y trabajo.
“Quiero (cadena) perpetua para los asesinos de mi hijo”, exclamó la madre de Diego Rodríguez, un joven de 28 años que fue asesinado el martes pasado después de que delincuentes intentaran robarle su camioneta en el barrio de Liniers, al oeste de la capital del país.
La mujer, de nombre Matilde, exhortó a la presidenta argentina, Cristina Fernández, a que explique cuáles son las acciones del Gobierno para combatir la inseguridad.
“Que salga al balcón de la Casa Rosada o si no que hable por cadena nacional y que nos dé respuestas”, exigió.
“No es posible que los asesinos, los violadores y los ladrones caminen impunemente por las calles. Vengo a buscar justicia”, enfatizó la mujer al borde de las lágrimas.
La manifestación fue convocada en la Plaza de Mayo, frente a la sede del Gobierno, por los padres de Rodríguez y de Matías Berardi, un adolescente de 16 años que la semana pasada fue asesinado horas después de ser secuestrado a las afueras de Buenos Aires.
“Esto se va a acabar. Vamos a luchar y vamos a pedir justicia sin violencia. Acá no hay nada que tenga que ver con lo político. Soy ama de casa y crié a mis hijos con todos los valores que acá se perdieron”, dijo la madre de Rodríguez.
Horas antes, el titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto, consideró que el problema de la inseguridad no se resuelve con “mano dura ni con planes sociales”, sino mediante la generación de posibilidades “reales” de crecimiento a través de la educación y el trabajo.
“La inseguridad no tiene solución inmediata y las políticas de mano dura no son la solución”, sostuvo en un congreso organizado por la Universidad Católica Argentina.
Casaretto insistió en que “la hipoteca social en Argentina es muy fuerte” y llamó a revertir “la situación de los jóvenes que no estudian ni trabajan, garantizando su acceso a la justicia, la salud, la educación y la ética promoviendo la dignidad humana”.
“La esquina ha reemplazado a la casa, el lugar lógico para vivir. En contextos de pobreza, el joven no encuentra contención en su hogar sino en la esquina, sinónimo de alcohol y drogas”, explicó.
Fuente:conciudadanos.com.ar
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