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martes, 17 de noviembre de 2009

DENGUE

El tratamiento ambiental del dengue: A esta altura de los acontecimientos la mayoría de los ciudadanos está informado acerca de que el principal agente etiológico o causante del dengue es el mosquito Aedes Aegypti, el que por supuesto, se debe controlar rigurosamente. Para esto se deben considerar los estudios de expertos, es decir estudios entomológicos (relacionados a los insectos) para determinar la evolución en la distribución geográfica y en el tiempo; y la densidad del insecto, fenómenos que sirven para posteriores programas de control e información al respecto. Dada la urgencia de la situación sanitaria, se puede decir que la forma más efectiva de controlar al insecto es a través del manejo de las cuestiones ambientales. Esto, en primera instancia, insta a mejorar el suministro y almacenaje de agua, cuestión que está relacionada a su vez con la forma de manipular los desechos sólidos no biodegradables, producidos por el mismo hombre y desechados arbitrariamente, los que se constituyen finalmente en reservorios en donde se desarrolla y habita el mosquito. Ante la falta de vacuna, todas las acciones deben estar destinadas en forma urgente, a la eliminación de su vector, Aedes Aegypti. Por lo tanto debe considerarse como objetivo prioritario y parte fundamental del manejo ambiental, la necesidad de realizar inspecciones domiciliarias, para la búsqueda e identificación de todo tipo de recipientes que contengan agua, y luego la posterior destrucción o tratamiento de los mismos con productos larvicidas, ya que estos puedan alojar a las formas inmaduras de estos insectos. El tratamiento de las cuestiones ambientales, en este aspecto, debería prioritariamente, focalizarse en la transformación, eliminación o reciclado de containers y reservorios naturales en los que se produce la mayor cantidad de mosquitos adultos en una comunidad (considerando que la etapa adulta es la más peligrosa del Aedes Aegypti). Estas acciones deberían llevarse adelante en forma concurrente con programas de educación sanitaria y campañas de divulgación que estimulen la participación comunitaria. Las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud en ese sentido ponen énfasis en el desarrollo de procesos de comunicación para motivar y estimular a la población a la adopción de medidas que transformen cada vivienda en un ambiente hostil para estos insectos. Más allá de tratarse de una verdadera epidemia, podemos decir que el dengue (como otras enfermedades emergentes) es una enfermedad social más, propia de la pobreza y de los cada vez más ineficientes sistemas de salud, característicos de los países del tercer mundo. Lic. Graciela Maubé (Fuente:www.laopinion-rafaela.com.ar)

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