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jueves, 21 de julio de 2011

Haití: Un pueblo abandonado a si mismo pero bendito de Dios

Print Friendly and PDFEl pueblo haitiano está abandonado a sí mismo: más de un año y medio después de la gran tragedia del 12 de enero 2010, miles de personas afectadas se ven obligados por las autoridades y los propietarios de terreno a abandonar sus tiendas.
Los gritos de estas personas no son escuchados del Estado. Las NGO abandonan poco a poco los campos, ya no son muchas las ONG que están presentes. Las agencias internacionales como aquellas de la Organización de los estados Unidos (ONU) actúan en los grupos y espacios reservados a la comunidad internacional sin una verdadera coordinación entre ellas y mucho menos con las víctimas del desastre. Sin embargo, como los desplazados el SJR-Haití sigue siendo presente en los campamentos con recursos limitados pero con un corazón lleno de amor y dedicado a la causa de los más débiles. Más que nunca, nuestra misión tiene una significación particular: acompañar, servir y defender los derechos de personas refugiadas y desplazadas. Se trata para nosotros de descubrir todos los días (gracias a un acompañamiento de calidad) y permitir a los otros de descubrir el rostro de Dios, sentir Su amor y ternura en una situación de angustia y de tristeza.
En medio de ese pueblo abandonado a su suerte, Dios sigue bendiciendo a los desplazados viviendo en los campamentos como las madres que han celebrado su día especial el 29 de mayo pasado. Las mujeres son un poderoso símbolo de vida de amor y de esperanza en el país. Traen a menudo sola, la carga de la familia y del país sin nunca perder la esperanza, luchan constantemente, trabajan e irradian la belleza alrededor de ellas.
Celebrar la valentía de las mujeres que en la mayoría han perdido casi todo en el terremoto es celebrar la vida en el medio de la muerte, es esperar en contra de toda esperanza… Un verdadero milagro… Una bendición de Dios. La visita del Padre provincial de la Provincia Jesuita del Canadá Francés y de Haití, Jean Marc Biron, y el paso de la hermana Cecilia como colaboradora en nuestra oficina de Puerto-Príncipe nos convenció más de que el SJR es una obra de Dios.
La mies es mucha! Hay tanto que hacer para las personas desplazadas en los campamentos como la protección de sus derechos humanos fundamentales a la vivienda, a la salud, a la alimentación, a la educación y a un ambiente sano… Sin embargo, los actores no estatales y estales están dispuestos a trabajar juntos para una mejora de la condición de vida de esas personas pero se están disminuyendo cada día más. Los obreros son pocos! Se hace una llamada a la Conferencia Haitiana de los Religiosos (CHR) con el fin de incrementar su presencia en los campamentos y entre las personas desplazadas y afectadas para escuchar y para que suena cada vez más las voces de los desplazados.

Fuente: adital.com.br

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