► Bienvenido a nuestro sitio web, esperemos te guste y nos visites recurrentemente ◄

martes, 3 de julio de 2018

Por qué incinerar basura es una mala decisión

Print Friendly and PDFPaul Connett

Hace más de un mes, la Legislatura de Buenos Aires tomó una decisión errónea y lamentable. Los legisladores decidieron priorizar una tecnología contaminante, como la incineración, en vez de promover el cumplimiento de los objetivos de reducción de residuos, contemplados en la ley de basura cero.
Al aprobar esta ley en 2005, Buenos Aires se puso a la vanguardia de las ciudades más progresistas del mundo, al igual que San Francisco, en California, que propone una visión de que el siglo XXI necesita una transformación que vaya de una sociedad descartable a una sociedad sostenible.

Durante los últimos 32 años, antes y luego de mi jubilación como 
profesor de química ambiental y toxicología, me he opuesto 
activamente a la construcción de incineradores y he investigado 
formas sostenibles de gestionar los recursos descartables para 
evitar la incineración y los rellenos sanitarios. En mi libro La Solución 
Basura Cero. Limpiando el Planeta de Basura comunidad a 
comunidad, describo 10 pasos para alcanzar Basura Cero. Estos son: separación en origen; recolección puerta a puerta; compostaje; 
reciclaje; centros comunitarios de reutilización y reparación; multas 
a quienes no separen residuos; otras iniciativas de reducción de 
desechos; instalaciones para separar y seleccionar la fracción 
residual; centros de investigación de basura cero para un mejor 
diseño industrial, y rellenos sanitarios temporales para el material 
orgánico. Entre 1985 y 1995, como director de Work on Waste USA, 
ayudé a las comunidades a frenar la construcción de 
aproximadamente trescientas plantas de incineración en los Estados 
Unidos y Canadá. Desde 1997, solo se construyó una planta en los 
Estados Unidos.

La decisión de Buenos Aires de construir siete incineradores 
(uno en la ciudad y otros seis en la provincia) implicará miles 
de millones de dólares de inversión, por lo que el país 
quedará cautivo en una deuda durante los próximos 25-30 
años. Tal deuda solo podrá pagarse haciendo uso de las 
incineradoras al máximo, eliminando así cualquier posibilidad de 
desarrollar alternativas sustentables, como el reciclaje. Además, 
para esta enorme inversión se crearán muy pocos empleos locales. 
Se perderán valiosos recursos materiales. A su vez, la comunidad 
tendrá que lidiar con la contaminación del aire generada por la 
incineración. Este negocio puede ser muy redituable para un grupo
reducido de personas, pero para la gran mayoría de los ciudadanos 
será una pesadilla económica y de salud pública.


A pesar de los avances tecnológicos, los incineradores 
emiten muchas sustancias tóxicas. Estas incluyen metales 
tóxicos, dioxinas y compuestos relacionados. En el caso de estos 
últimos, son persistentes y altamente perjudiciales para la salud. 
Estas emisiones tienen forma de nanopartículas, que al ser tan 
pequeñas atraviesan los dispositivos de control de contaminación 
del aire. A su vez, ingresan fácilmente al organismo y pueden cruzar 
de forma rápida las membranas del pulmón. En ciudades como 
Buenos Aires, muchas enfermedades y muertes pueden atribuirse a 
la contaminación del aire. Este impacto combinado a las plantas de 
incineración empeorará la situación.

Por otro lado, la incineración no elimina la necesidad de contar con
rellenos sanitarios. Por cada cuatro toneladas de residuos quemados
que se produce, al menos una tonelada se transforma en cenizas
tóxicas. Irónicamente, cuanto mejor sea el incinerador, más tóxica
será la ceniza.
Los principios de basura cero, que incluyen programas de
separación y reciclaje, fomentan la creación de empleos para lograr
estos objetivos. Si la incineración se introduce en Buenos Aires, 
los trabajadores del sector del reciclaje tendrán su trabajo 
permanentemente en riesgo. Está demostrado que estas 
plantas generan poco empleo. Por ejemplo, uno de los
incineradores más importantes de Italia, construido en la ciudad de
Brescia, costó alrededor de quinientos mil millones de dólares, pero
solo produjo 80 puestos de trabajo. He comparado este caso con lo
sucedido en Nueva Escocia, en Canadá, que al evitar la incineración
creó mil puestos de trabajo directos en la recolección y manejo de
residuos, y otros dos mil empleos en las industrias que utilizaron los
materiales reciclados.
Buenos Aires todavía tiene la oportunidad de detener esta 
mala decisión. No solo la incineración es mala para la ciudad, 
es mala para el planeta.
Nuestra tarea en el siglo XXI no es encontrar mejores formas de
destruir los materiales desechados sino dejar de fabricar productos
para que sean posteriormente eliminados. Tenemos que convertir
una economía lineal en una economía circular. Para hacer eso,
necesitamos un mejor diseño industrial y no una mejor destrucción.
Este es el imperativo clave detrás de una verdadera estrategia de
basura cero. Necesitamos que Buenos Aires sea un mejor ejemplo
para América Latina y el resto del mundo.
El autor es fundador de la teoría de basura cero.
Fuente: infobae.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario