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domingo, 8 de mayo de 2011

Reflexión de Monseñor Héctor Aguer: “Estado, subsidiariedad y solidaridad”

ImprimirEn su reflexión televisiva semanal, en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata,comentó que “en las últimas semanas se ha venido discutiendo, en la Argentina, acerca de cual es el papel del Estado y su intervención en la vida económica” y explicó...
 que al respecto “la Doctrina Social de la Iglesia tiene una enseñanza muy clara y muy ponderada también. Ni un intervencionismo excesivo que sofoque la libertad de iniciativa y el desarrollo normal de la economía ni tampoco una ausencia que deje librado el campo de las relaciones económicas al poder del más fuerte”.

Destacó que ante nuestra realidad “el camino correcto requiere equilibrar en la práctica el juego de estos dos principios (Subsidiariedad y Solidaridad) para que sean efectivamente aplicados. Subsidiariedad para que el Estado no invada los ámbitos de legítima iniciativa de personas e instituciones y solidaridad para que el Estado asista a las partes más débiles del todo social, especialmente en las circunstancias más difíciles”.

Indicó que la Doctrina Social de la Iglesia señala que “la acción del Estado y de los otros poderes públicos debe conformarse al principio de subsidiariedad y crear situaciones favorables al libre ejercicio de la actividad económica. Tal acción debe también inspirarse en el principio de solidaridad y establecer los límites de la autonomía de las partes para defender a la parte más débil”.
El prelado recordó que “la solidaridad sin subsidiariedad, de hecho, puede degenerar fácilmente en asistencialismo. Pero la subsidiariedad sin solidaridad corre el riesgo de alimentar formas de localismo egoísta. Para respetar estos dos principios fundamentales la intervención del Estado en el ámbito económico no debe ser ni invasiva ni ausente sino conmensurada a las reales exigencias de la sociedad”.
También afirmó que “el problema que podemos observar en la Argentina y en algunos otros países también, es que de hecho parece que no existiera el Estado. Existen los gobiernos, los sucesivos gobiernos. En un momento determinado el Estado es el gobierno. Entonces, ni siquiera se puede hablar de políticas de Estado. Más aún, el gobierno es el ámbito de conquista de un partido, de un sector determinado. Falta, en todo caso, esa perspectiva siempre clara y necesaria del bien común como finalidad propia de la acción del estado”.
“Entonces, el problema es un problema delicadamente político, de concepción de la vida política y de la sociedad en su conjunto. Por eso esta referencia a la Doctrina Social de la Iglesia me parece capital”.
Fuente: misionesonline.net

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